Descripción
A partir del siglo XX se inició uno de los más importantes avances de la medicina contemporánea que se ha venido consolidando en estos primeros años del siglo XXI. Nos refimos a la participación de la mujer en el quehacer médico. La historia es larga y compleja; se podrían citar muchos ejemplos, pero baste mencionar el esfuerzo y la trayectoria de una gran mujer mexicana, la Dra. Matilde Montoya, que sentó precedentes al ser la primera médico titulada en México. Su ejemplo sirvió para que en las siguientes generaciones la participación de la mujer en la medicina fuera más nutrida e incluyente, logrando al paso de los años un posicionamiento inimaginable.
Es bien sabido que en las escuelas de medicina la participación de ambos sexos es balanceada y en algunas generaciones es frecuente constatar que las estudiantes rebasan en número a su contraparte de sexo. Este mismo fenómeno se está observando en las especialidades médicas, aun en aquellas que antes eran consideradas como bastión del sexo masculino; me refiero a la urología, la traumatología y la ortopedia.
No podríamos concebir la medicina del siglo XXI en nuestro país y a nivel mundial sin la participación de las mujeres, no solamente por su contribución en el trabajo médico asistencial, sino también por su liderazgo en otros importantes ámbitos de la práctica médica, como la administración, la investigación, la docencia, la organización, negocios, puestos directivos y presencia gremial.
Más admirables aún son otras virtudes y atributos que caracterizan a la médico mexicana; me refiero a su humanitarismo, altruismo, dedicación y a su forma tan especial de hacer medicina, en la que combinan magistralmente el trabajo profesional con la vida familiar. Es sorprendente cómo pueden organizar su tiempo y su vida para ser, además de médicos, madres, esposas y abuelas, dedicándole a cada tiempo de su vida toda su energía y vitalidad, en muchas ocasiones a costa de su propio bienestar.
En este texto distinguidas médicos mexicanas miembros de la Academia Mexicana de Cirugía y que laboran en diferentes instituciones escriben magistralmente, de acuerdo a sus áreas de interés, su perspectiva de diferentes áreas del quehacer médico, desde su formación hasta el pleno desarrollo profesional.
El lector será testigo de los alcances de nuestras profesionales y de que en esta nueva época la salud de nuestro país está en muy buenas manos, las manos de las mujeres.
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